lunes, 5 de enero de 2009

CÍRCULO TAURINO AMIGOS DE LA DINASTÍA BIENVENIDA - ÁNGEL LUÍS EN EL RECUERDO


Nuestro Presidente, Fernando Claramunt, ha escrito un emotivo artículo publicado en la revista barcelonesa "Caireles", que fuera fundada y dirigida por Juan López "Juanele" que, al cortarse la coleta, le ha dado la alternativa para la lidia en esta nueva etapa a Fernando del Arco de Izco, socio fundador de nuestro Círculo en la Ciudad Condal.

En estas fechas navideñas en las que se hace más patente la ausencia del recodado y siempre admirado maestro y amigo, nos complace difundir este sincero homenaje desde la pluma y el corazón de su amigo Fernando, el bueno de Don Fernando.
Saludos cordiales y Feliz Navidad.
Antonio Martín.- Gabinete de Prensa


"ÁNGEL LUÍS BIENVENIDA EN LOS CARTELES"
Por Fernando Claramunt, Presidente del Círculo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida.

Estuviste en los carteles de toros junto a las grandes figuras de la época: Manoloete, Pepe Luís, Domingo Ortega, Carlos Arruza, Pepe y Antonio Bienvenida, Juanito Belmonte, Manolo Y Pepín Martín Vázquez, El Andaluz, Rafael Ortega Gallito, Paquito Casado, Morenito de Talavera, Parrita, El Choni, y Pedro Barrera en sus mejores temporadas. Tras despedirse Marcial Lalanda en 1942, todavía vestían de luces Chicuelo, Nicanor Villalta, Vicente Barrera, Cagancho, Victoriano de la Serna, El Estudiante, Gitanillo de Triana, Curro Caro y aquellos prometedores espadas de 1935, Rafael Ponce "Rafaelillo" y Jaime Pericás a los que, como a Félix Colomo, la guerra civil truncó la carrera.

Entre los recién llegados estaban los estilistas, los de las verónicas de manos muy bajas; Manolo Escudero, Mario Cabré, Eugenio Fernández "Angelete" – que inició contigo, de luces, en Agosto de 1939, su carrera novilleril en Cuenca - y el calé Rafael Albaicín, que a ti te parecía el más valiente de todos los matadores gitanos.

Desde 1942 se hablaba mucho de ti. En tus nueve novilladas de Barcelona cortaste seis orejas. En esa plaza diste el primer pase muleta mirando al público. Manolete lo supo y lo hizo después. La moda la impusiste tú. Se comentó que en octubre, en Zaragoza, mataste con la mano izquierda como te había enseñado el Papa Negro, a un novillo aquerenciado en tablas. En 1943, tu presentación en Madrid, en el mes de Julio, asombró a los espectadores. Trofeo y salida a hombros. Te repiten en agosto y cortas dos orejas a un cárdeno salpicado, de Ignacio Sánchez y Sánchez. Ya sabemos que en septiembre se presentó como novillero Luís Miguel y salió en hombros. Pero el torero de moda eras tú, desde el mes de julio. Los dos ibais a tomar la alternativa en mayo de 1944. En tu primera temporada como matador te vi hacer el paseíllo en Alicante en la tradicional corrida de San Pedro. Ibas entre Manolete y El Andaluz, de celeste y oro. El pelo, muy planchado, rubio platino.

Tu paso por el toreo fue breve, clásico siempre, romántico también, pero de eso no querías hablar. Toreaste para una versión en el cine del tema de Carmen. Era en Ronda. El Papa Negro te pidió que realizaras toreo de mediados del siglo XIX. Pero el toro te gustó y toreaste a tu manera creativa, unión feliz de Córdoba y Sevilla: Dignidad de Manolete y ángel de Pepe Luís

Han pasado los años como un soplo de brisa breve. He tenido la suerte inmensa de tu amistad, cuando ya no vestías de luces, y ni siquiera apoderabas a otros toreros. Llegar a la Plaza Monumental en Madrid contigo, en tu coche, era una experiencia que valía por toda la corrida. Los guardias te saludaban como a un general. Los aficionados te aplaudían en los alrededores de Las Ventas: ¡Es Ángel Luís al volante! Caminar a tu lado hasta la localidad era una alegría permanente y un suplicio interminable de apretones de manos y abrazos. En voz baja lo comentabas luego, entre toro y toro: Escucho a todos decir: ¡Qué bien está Ángel Luís! Un día dirán: Pues ya no está Ángel Luís. Y será verdad, no estaré.

En las retransmisiones por televisión te enfocaban siempre. Se te veía vestido impecablemente de paisano, pero parecías más torero que si fueras de luces o de ropa campera. Hasta que en una corrida las cámaras recorrieron los tendidos bajos y las barreras dónde solíamos verte y ya no te vimos.

Es muy difícil volver a los toros sin ti. Me pasó algo parecido a los diecisiete años, con motivo de la muerte de Manolete. Decidí no ser aficionado. No lo conseguí, porque meses después, surgieron los novilleros Aparicio, Litri, Frasquito y Calerito. Nombro a los primeros que me hicieron volver a las plazas.

Ahora es distinto, Ángel Luís. Los toreros de tu generación, los de los años 40, me parecían dioses y semidioses, en ningún caso, seres humanos corrientes. Los estudiantes de bachillerato íbamos a los toros con tanta devoción, por lo menos, como a la Santa Misa. Se llenaban los tendidos – y las Iglesias – de españoles devotos. En las décadas que han venido después, los toreros nos parecen buenísimos profesionales, pero aquella magia ya no está.

Desde la madrugada del 3 al 4 de febrero de 2007 hemos dejado de darnos las buenas noches por teléfono: Ave María Purísima – sin pecado concebida -. Era nuestro saludo, junto al de tu esposa Mari Carmen Álvarez-Buylla, que se ha reunido contigo el 12 de Abril de 2008.

La Fiesta sigue, dijo Rafael Albaicín en una película que vi rodar en Salamanca. La Fiesta Nacional está por encima de todos nosotros, oí decir al maestro Domingo Ortega. Sí Ángel Luís, así es, pero ahora ver corridas de toros sin tenerte al lado, es otra cosa.

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