viernes, 30 de enero de 2009

Rivera y la corrida picasiana

ROSARIO PÉREZ MADRID
Francisco Rivera Ordóñez, El Cordobés y Javier Conde revolucionan Fitur en la presentación del primer cartel malagueño en homenaje a Picasso, espejo de la comunión entre cultura y toros


Aroma torero en Fitur. El pabellón 3, el de la Andalucía del arte y sabor, acogía la presentación de la primera corrida de toros picassiana en el stand de Málaga. Máxima expectación había despertado la presencia de Francisco Rivera Ordóñez -«¡qué suerte tiene la malagueña Elisabeth Reyes!», exclamó una de sus seguidoras-, quien posó con El Cordobés y Javier Conde bajo una inmensa imagen de Picasso y rememoró su amistad con su tío-abuelo Luis Miguel Dominguín. «Mi tío fue pionero en sacar vestidos diseñados por Picasso y capotes de paseo pintados por él», explicó Rivera. El autor de la mítica «Tauromaquia» será su fuente de inspiración el 11 de abril, en una terna que completan Manuel Díaz y Sebastián Castella.

El hijo de Paquirri participa por partida doble, como torero y empresario, en este homenaje al genial artista: «Por encima de todo soy matador de toros. Y mi pretensión es fomentar la Fiesta y que esta corrida perdure muchos años». En época de crisis, este acontecimiento se plantea desde el ayuntamiento como «un gran reclamo turístico».

El Cordobés desplegó su mejor sonrisa y mostró su entusiasmo: «Estoy feliz, porque no es frecuente que me llamen para eventos tan importantes. Yo pondré mi toreo «picassiano» para que la gente salga satisfecha». Y Conde subrayó que «se trata de una corrida especial», reflejo de la fusión inexorable entre el arte y la Fiesta.

El Cordobés desplegó su mejor sonrisa y mostró su entusiasmo:
«Estoy feliz, porque no es frecuente que me llamen para eventos tan importantes»

La meta: tributo grande a Picasso y lluvia de plácemes para los toreros. Atrás queda en el tiempo la leyenda de otro festejo triunfal. Cuentan que una tarde Miguel Bosé alborozó su casa mientras contaba que su padre había cortado cuatro orejas a un toro. Picasso le dijo que eso era imposible: «¿Tú has visto alguna vez un toro de cuatro orejas?», le preguntó. A lo que el niño replicó: «No, pero tampoco he visto mujeres con cuatro ojos y tú las pintas». Medio siglo después los clarines anuncian una corrida picassiana adornada de misterio.

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