jueves, 27 de noviembre de 2008

EL CERCO, por Federico Arnás

Publicado en 6toros6
Federico Arnás, Director de Tendido Cero TVE

Otoño caliente con frentes abiertos en Zaragoza, Euskadi y Cataluña. Que se debata sobre el “toros sí o toros no” antes que de la crisis y la corrupción. En los Presupuestos Generales del Estado se incrementan en un 4,2 % las subvenciones destinadas a los partidos y se reducen las de cultura y sanidad. Los políticos de todos los colores contentos siempre y cuando la amoralidad no trascienda. La Fiesta, con toda la pasión que genera, es una de las variadas muletas escogidas para desviar la atención de las grandes cuestiones.

El ayuntamiento aragonés se tapa tras los enanos toreros para que se hable menos de la escandalosa cifra de 276.590 € que pretendía gastarse en adquirir 36 sillones y una mesa a juego. En Cataluña plantean la desaparición de las corridas para anestesiar las críticas por las inmoralidades del coche tuneado del presidente del Parlament Benach o el coste de sus inoperantes embajadas en el extranjero. Claro, que la mierda se hace extensible a todas las comunidades y a todos los partidos y las sesiones en Las Cortes tienen menos asistentes que una lidia a puerta cerrada. Hasta la Junta de Extremadura difunde vídeo promocional con los rostros más populares de la tierra sin que Perera, gran triunfador del año, aparezca entre los escogidos. Complejos. Estamos cercados.

El nuevo Reglamento Vasco ha provocado una contundente reacción de Taura que al contrario de Protauni no tiene el interesado control de la gran patronal. Si “El Guerra” decía que en Madrid “a´toree San Isidro” en Euskadi que “a´toree Ibarreche”. Un medida de fuerza ante la imposición sin dialogo de una normativa que rezuma ignorancia y prepotencia. La prohibición de entrar solos a los menores a las plazas tiene fácil burla. Es más, a mediados de los sesenta un decreto-ley franquista se redactó en los mismos términos. Lo de Zaragoza, respaldado por todos los grupos, es una pose sin base ya que sólo a La Diputación, como propietaria de La Misericordia, le corresponde aceptar o rechazar los cómico-taurinos con enanos, algo obviado en el nuevo pliego de condiciones. Pero nadie le ha preguntado a los pequeños - como ha ellos gusta que los llamen- si se sienten humillados o artistas. A los ediles mañoa les pasa lo mismo que a los puritanos con el sexo, que la suciedad está en sus pensamientos y no en los hechos que censuran. Me gustaría saber cuantas personas con acondroplastia contrató el Ayuntamiento para la Expo y cuantos figuran en la nómina del consistorio.

La batalla de Cataluña es cíclica. Se recogerán las 50.000 firmas, se entregarán, pasará el 2009 y en el 2010 llegará a pleno, salvo que la convocatoria electoral se adelante. Todo dependerá de como esté en ese momento el tripartito o la capacidad de “convicción” de un aficionado declarado como el Presidente Montilla. Dicen algunos grupos que dejarán libertad de conciencia. Con ello delatan como excepcional lo que debería ser norma en democracia: la permanente libertad del individuo para decidir desde su escaño. ¿Por qué la excepción se produce sólo cuando los toros son la cuestión? Los ciudadanos empadronados en Cataluña votaron en 2006 y, salvo Esquerra, ninguno recogía en su programa una postura ante La Fiesta. Una nueva estafa electoral porque los programas de los partidos son como los pagarés de Romero Leal. Mientras, las 700.000 firmas recogidas en su día por la Plataforma de Defensa de la Fiesta están guardadas en un cajón y ahora que la Plataforma acaba de enterrarse me temo que nunca saldrán a la luz, entre otras cosas porque no se ajustan al modelo oficial que señala la ley para ser algo más que papel. Tomar la misma iniciativa en sentido contrario sería lo idóneo, pero implicaría un riesgo para los que salieran a la calle con un “Sis plau ¿me firma a favor de los toros?

Hace unos meses, a raíz de la sospechosa retirada de la familia Balañá del primer plano del negocio taurino, escribí mi temor a que terminara por cerrarse La Monumental. Salvo iniciativas empresariales valientes, el negocio no parece muy rentable en lo económico y menos en lo social. Ir a los toros a Barcelona, con una jauría a la puerta amaestrada para el insulto, tiene un tiente heroico. Por ello, si hay elegir entre la muerte natural o la eutanasia forzada por el nacionalismo, me inclino por la segunda opción. Seriamos víctimas del sectarismo y no víctimas de una metástasis extendida con premeditación y alevosía desde hace años.

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