José Tomás y Perera pagaron con graves cogidas sus triunfos en 2008
04.11.08 -
ALFREDO CASAS
Junto a la cara del éxito, la de las salidas a hombros multitudinarias, la de las fincas y los 'mercedes', la temporada taurina de 2008 ha dejado una larga lista de toreros heridos, muchos de ellos de extrema gravedad. Cornadas, lesiones óseas y musculares, partes facultativos, periodos de baja y convalecencia... todo un rosario. Aunque resulte obvio, el toro no distingue el oro de los matadores, varilargueros y novilleros, de la plata de los subalternos de a pie. Al final, y aunque dicho mil veces, detrás de cada lance del espectáculo está el riesgo, la sangre y a veces la tragedia.
La ambición de Miguel Ángel Perera y el regreso de José Tomás han servido, entre otras muchas cosas, para devolver a los toreros su calidad de héroes, y al toreo su verdadero significado: el de una profesión ejercida al límite. Porque una de las causas de la conmoción 'tomasista' ha sido descubrir, a estas alturas, que los toros cogen, hieren y abren las carnes. Desde la grada se ha mezclado, sobre todo los dos toreros referidos, el arte con la tragedia.
La de 2008 ha sido una campaña dura para los toreros; desde los dos matadores que han liderado la temporada, Miguel Ángel Perera y José Tomás, ambos heridos de gravedad en Las Ventas, hasta un novillero principiante, Pedro Marín, al que un utrero de la ganadería de Flores Albarrán le seccionó la vena safena y la arteria femoral en Valencia, pasando por Adrián Gómez, tercero de a pie de la cuadrilla de José Pedro Prados 'El Fundi', al que un novillo le partió tres vértebras en un festejo celebrado en la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz en junio, y que actualmente continúa en proceso de rehabilitación en el hospital de Tetrapléjicos de Toledo.
Verdad es que el torero que más cornadas ha sufrido a lo largo de la recién finalizada temporada ha sido José Tomás: una en Jerez de la Frontera, tres en su segunda actuación en Las Ventas, una en el Puerto de Santa María y una en Cuenca. Siete en total. También Cayetano Rivera Ordóñez ha legitimado con su sangre el respeto ganado entre los aficionados. En Huesca sufrió dos cornadas en la cavidad presacra y en Palencia lidió su último festejo al verse obligado a cortar la temporada por una seria voltereta que le produjo un traumatismo torácico y abdominal, además de una contusión hepática severa.
Arrancamiento de la vena
Y, junto a estos ejemplos tan significativos, están las cornadas de Luis Vilches, que sufrió un arrancamiento de la vena safena en Cenicientos (Madrid) y cuyas secuelas sigue arrastrando; la de Serafín Marín en Zaragoza, o la de Frascuelo en la feria de San Isidro, heridas todas ellas de mucha gravedad.
Fue otro banderillero, Juan José Rueda 'El Ruso', protagonista de uno de los percances de mayor gravedad. El 26 de mayo fue corneado por un novillo en Las Ventas, con la mala fortuna de que el pitón le interesó el ano, rompió el esfínter, desgarró el recto y fracturó el coxis. A los dos meses, y contra todo pronóstico, El Ruso hizo de nuevo el paseíllo en Valencia. No son los únicos, pero sí los protagonistas de un 'parte de bajas' que no deja lugar a dudas. «Más cornás da el hambre», decía Lagartijo. Este año los toros no se han quedado atrás.
04.11.08 -
ALFREDO CASAS
Junto a la cara del éxito, la de las salidas a hombros multitudinarias, la de las fincas y los 'mercedes', la temporada taurina de 2008 ha dejado una larga lista de toreros heridos, muchos de ellos de extrema gravedad. Cornadas, lesiones óseas y musculares, partes facultativos, periodos de baja y convalecencia... todo un rosario. Aunque resulte obvio, el toro no distingue el oro de los matadores, varilargueros y novilleros, de la plata de los subalternos de a pie. Al final, y aunque dicho mil veces, detrás de cada lance del espectáculo está el riesgo, la sangre y a veces la tragedia.
La ambición de Miguel Ángel Perera y el regreso de José Tomás han servido, entre otras muchas cosas, para devolver a los toreros su calidad de héroes, y al toreo su verdadero significado: el de una profesión ejercida al límite. Porque una de las causas de la conmoción 'tomasista' ha sido descubrir, a estas alturas, que los toros cogen, hieren y abren las carnes. Desde la grada se ha mezclado, sobre todo los dos toreros referidos, el arte con la tragedia.
La de 2008 ha sido una campaña dura para los toreros; desde los dos matadores que han liderado la temporada, Miguel Ángel Perera y José Tomás, ambos heridos de gravedad en Las Ventas, hasta un novillero principiante, Pedro Marín, al que un utrero de la ganadería de Flores Albarrán le seccionó la vena safena y la arteria femoral en Valencia, pasando por Adrián Gómez, tercero de a pie de la cuadrilla de José Pedro Prados 'El Fundi', al que un novillo le partió tres vértebras en un festejo celebrado en la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz en junio, y que actualmente continúa en proceso de rehabilitación en el hospital de Tetrapléjicos de Toledo.
Verdad es que el torero que más cornadas ha sufrido a lo largo de la recién finalizada temporada ha sido José Tomás: una en Jerez de la Frontera, tres en su segunda actuación en Las Ventas, una en el Puerto de Santa María y una en Cuenca. Siete en total. También Cayetano Rivera Ordóñez ha legitimado con su sangre el respeto ganado entre los aficionados. En Huesca sufrió dos cornadas en la cavidad presacra y en Palencia lidió su último festejo al verse obligado a cortar la temporada por una seria voltereta que le produjo un traumatismo torácico y abdominal, además de una contusión hepática severa.
Arrancamiento de la vena
Y, junto a estos ejemplos tan significativos, están las cornadas de Luis Vilches, que sufrió un arrancamiento de la vena safena en Cenicientos (Madrid) y cuyas secuelas sigue arrastrando; la de Serafín Marín en Zaragoza, o la de Frascuelo en la feria de San Isidro, heridas todas ellas de mucha gravedad.
Fue otro banderillero, Juan José Rueda 'El Ruso', protagonista de uno de los percances de mayor gravedad. El 26 de mayo fue corneado por un novillo en Las Ventas, con la mala fortuna de que el pitón le interesó el ano, rompió el esfínter, desgarró el recto y fracturó el coxis. A los dos meses, y contra todo pronóstico, El Ruso hizo de nuevo el paseíllo en Valencia. No son los únicos, pero sí los protagonistas de un 'parte de bajas' que no deja lugar a dudas. «Más cornás da el hambre», decía Lagartijo. Este año los toros no se han quedado atrás.
1 comentario:
me gusta mucho ver como los toros cogen a los toreros, se lo buscaron, pobres toros, que habran hecho para merecer esto?nada, solo es el egoismo, sadismo e hipocresia humana, en fin, que vivan los toros y que se mueran los toreros!!OLÉ!
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