Como ante cada oleada antitaurina, el mundo de los toros hiberna en la cueva atávica de las raíces y las tradiciones como toda trinchera. La Fiesta duerme invertebrada el sueño inconsciente de quien espera despertar en primavera con el toro en la arena y los deberes hechos. Antonio Burgos se quejaba hace unos días, con el tintero rebosante de razón, de la impotencia del planeta táurico a la hora de responder a los beligerantes frentes abiertos. A la campaña abolicionista catalana, a través de una Iniciativa Legislativa Popular (ILP), se ha sumado un nuevo Reglamento Vasco intervencionista y errático en líneas generales y el enésimo desprecio de los responsables de TVE hacia las retransmisiones de corridas, ausentes de la parrilla desde 2006 bajo el discutible argumento de que son deficitarias.
Tímidamente y de una manera desordenada, sin coordinación, la Mesa del Toro, último organismo creado para unificar voces, la asociación de matadores Taura y la Unión Nacional de Banderilleros, Picadores y Mozos de Espadas han querido hacerse oír. Pero a los grandes empresarios ni se les oye con voz propia ni, lo que es más grave, se les escucha en los foros políticos. La Asociación Nacional de Organizadores de Espectáculos Taurinos (ANOET) se ha involucrado en el fomento y creación del proyecto de la Mesa del Toro, y su opinión ahí se canaliza. En las dos últimas temporadas se desconocen sus iniciativas ante problemáticas como la discriminación de TVE, claramente política, hacia la Fiesta, el segundo espectáculo de masas de España, o últimamente hacia la abusiva postura del Gobierno Vasco en la redacción del nuevo Reglamento. A los Chopera, Martínez Uranga, Canorea, Matilla, los grandes empresarios, se les supone la opinión y se les intuye el plan de acción... Acabadas las temporadas, los responsables de ferias como Bilbao, San Sebastián, Madrid, Sevilla, Almería, Albacete, Barcelona, Jerez, se recogen a sus aposentos para hacer cuentas y programar cómo seguir haciéndolas en positivo en el tenebroso escenario económico que se presenta. El escenario político, sin embargo, no es menos preocupante.
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