MEDALLA DE ORO AL MÉRITO EN LAS BELLAS ARTES
La reciente concesión de la Medalla de Oro a las Bellas Artes en el toreo al diestro Francisco Rivera Ordoñez ha levantado no poca polémica, recogida ampliamente por los medios de comunicación. Matadores de toros, así como otros profesionales taurinos, periodistas y aficionados elevan sus opiniones discrepantes sobre la decisión del Ministerio de Cultura de España. Nuestro Presidente, el escritor Don Fernando Claramunt, se suma desde esta tribuna al tema de tan candente actualidad con su sosegada visión personal, apelando desde su espíritu humanista al respeto a la profesión taurina, y al entendimiento entre sus buenas gentes, desde su amor a la Fiesta Nacional.
Carta de Don Fernando
Muy queridos amigos y contertulios de tantas reuniones en torno a nuestra Fiesta Nacional:
Soplan vientos desapacibles en estos momentos con motivo de la concesión de la Medalla al Mérito de las Bellas Artes al matador Francisco Rivera Ordóñez. Viene la desapacibilidad por el malhumor de algunos diestros, que al parecer han manifestado la intención de devolver premios similares. ¿Estiman injustificado tal honor al mencionado lidiador? Eso parece, si no es que se trata de una de tantas maniobras publicitarias.
Por mi parte, como aficionado veterano y admirador de la torería demostrada por Francisco Rivera Ordóñez desde sus comienzos de becerrista, celebro tal concesión. ¿Se trata del mejor diestro de toda la historia del Arte de Cúchares? No he sido ni seré crítico taurino. Por ese y por otros motivos, no me pronuncio, me guardaré muy mucho. Le he aplaudido sinceramente en muchas ocasiones; quizás, por falta de oportunidad, no tantas como aplaudí a su padre, el grandioso e inolvidable "Paquirri". Ahora bien, añado de corazón que todo el que se viste de luces y se pone ante el toro, sea matador, novillero, picador o banderillero, tanto si figura en la cabeza de su respectivo escalafón, como si se encuentra al final, en el último lugar por escasez de contratos, merece una medalla relacionada con el mérito a las Bellas Artes.
Por otro lado, desde que su Graciosa Majestad, le reina de Inglaterra, concedió hace años máximos honores a los Beatles y a una señora que inventó la minifalda, se me da una higa de muchas pompas y vanidades semejantes. No levanto mi voz hoy con ninguna clase de irritación, enfado ni molestia, Únicamente, sólo en voz baja y en tono confidencial, comunico a mis amigos que si otros toreros, por los motivos que sean, devuelven sus medallas, el verbo devolver podría interpretarse como sinónimo de vomitar, feo síntoma. Se presenta alguna vez al embarcarse, o bien en casos de intoxicación etílica o de algún otro trastorno corporal o del ánimo. Vomitar siempre es lamentable, aunque puede servir de alivio.
Hace años, un grupo de aficionados me honró en exceso nombrándome presidente del Círculo de Amigos de la Dinastía Bienvenida. Quede muy clara mi redoblada insistencia de que estoy expresando una opinión a título personal exclusivamente y sin haber explorado, en este asunto, el sentir de mis muy estimados amigos del Círculo ni de otras peñas ni entidades taurinas de las distintas provincias españolas, todas ellas para mí muy queridas. Estoy seguro de que las medallas al Mérito de las Bellas Artes pueden merecerlas unos diestros con mayor motivo que otros. La decisión sería discutible, pero tengo la convicción de que ningún torero de la dinastía Bienvenida hubiese manifestado su intención de devolver una medalla. Tanto por respeto al compañero como por el respeto debido a quien concede el honor. La proverbial hidalguía, el señorío, el noble compañerismo, y, sobre todo, la indiscutible torería de los Bienvenida, dentro y fuera de las plazas de toros, hace impensable un desagradable gesto de esa naturaleza.
Hagan paces las capas con los toros, vuelvan las copas, las de los árboles, a preludiar la inminente primavera y, con ella, la nueva temporada taurina, que deseamos muy feliz para todos. Cálmese de una vez el viento, que en nada favorece el desarrollo de las corridas. ¡Suerte para todos!
La reciente concesión de la Medalla de Oro a las Bellas Artes en el toreo al diestro Francisco Rivera Ordoñez ha levantado no poca polémica, recogida ampliamente por los medios de comunicación. Matadores de toros, así como otros profesionales taurinos, periodistas y aficionados elevan sus opiniones discrepantes sobre la decisión del Ministerio de Cultura de España. Nuestro Presidente, el escritor Don Fernando Claramunt, se suma desde esta tribuna al tema de tan candente actualidad con su sosegada visión personal, apelando desde su espíritu humanista al respeto a la profesión taurina, y al entendimiento entre sus buenas gentes, desde su amor a la Fiesta Nacional.
Carta de Don Fernando
Muy queridos amigos y contertulios de tantas reuniones en torno a nuestra Fiesta Nacional:
Soplan vientos desapacibles en estos momentos con motivo de la concesión de la Medalla al Mérito de las Bellas Artes al matador Francisco Rivera Ordóñez. Viene la desapacibilidad por el malhumor de algunos diestros, que al parecer han manifestado la intención de devolver premios similares. ¿Estiman injustificado tal honor al mencionado lidiador? Eso parece, si no es que se trata de una de tantas maniobras publicitarias.
Por mi parte, como aficionado veterano y admirador de la torería demostrada por Francisco Rivera Ordóñez desde sus comienzos de becerrista, celebro tal concesión. ¿Se trata del mejor diestro de toda la historia del Arte de Cúchares? No he sido ni seré crítico taurino. Por ese y por otros motivos, no me pronuncio, me guardaré muy mucho. Le he aplaudido sinceramente en muchas ocasiones; quizás, por falta de oportunidad, no tantas como aplaudí a su padre, el grandioso e inolvidable "Paquirri". Ahora bien, añado de corazón que todo el que se viste de luces y se pone ante el toro, sea matador, novillero, picador o banderillero, tanto si figura en la cabeza de su respectivo escalafón, como si se encuentra al final, en el último lugar por escasez de contratos, merece una medalla relacionada con el mérito a las Bellas Artes.
Por otro lado, desde que su Graciosa Majestad, le reina de Inglaterra, concedió hace años máximos honores a los Beatles y a una señora que inventó la minifalda, se me da una higa de muchas pompas y vanidades semejantes. No levanto mi voz hoy con ninguna clase de irritación, enfado ni molestia, Únicamente, sólo en voz baja y en tono confidencial, comunico a mis amigos que si otros toreros, por los motivos que sean, devuelven sus medallas, el verbo devolver podría interpretarse como sinónimo de vomitar, feo síntoma. Se presenta alguna vez al embarcarse, o bien en casos de intoxicación etílica o de algún otro trastorno corporal o del ánimo. Vomitar siempre es lamentable, aunque puede servir de alivio.
Hace años, un grupo de aficionados me honró en exceso nombrándome presidente del Círculo de Amigos de la Dinastía Bienvenida. Quede muy clara mi redoblada insistencia de que estoy expresando una opinión a título personal exclusivamente y sin haber explorado, en este asunto, el sentir de mis muy estimados amigos del Círculo ni de otras peñas ni entidades taurinas de las distintas provincias españolas, todas ellas para mí muy queridas. Estoy seguro de que las medallas al Mérito de las Bellas Artes pueden merecerlas unos diestros con mayor motivo que otros. La decisión sería discutible, pero tengo la convicción de que ningún torero de la dinastía Bienvenida hubiese manifestado su intención de devolver una medalla. Tanto por respeto al compañero como por el respeto debido a quien concede el honor. La proverbial hidalguía, el señorío, el noble compañerismo, y, sobre todo, la indiscutible torería de los Bienvenida, dentro y fuera de las plazas de toros, hace impensable un desagradable gesto de esa naturaleza.
Hagan paces las capas con los toros, vuelvan las copas, las de los árboles, a preludiar la inminente primavera y, con ella, la nueva temporada taurina, que deseamos muy feliz para todos. Cálmese de una vez el viento, que en nada favorece el desarrollo de las corridas. ¡Suerte para todos!
La Puntilla por Pepe Castillo:
DR. CLARAMUNT: SU CARTA, UN CANTO A LAS BELLAS FORMAS.... las que tienen que imperar siempre en el toreo, y el mejor ejemplo en sus principales protagonistas. Quiza, la disculpa para los que no estan a la altura, se deba a algun contagio de la epidemia infecciosa de los politicos.... DICHO POPULAR: Se pega antes lo malo que lo bueno... Procuremos estar bien vacunaos.... por si acaso.
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