Cuando he leído los carteles del San Isidro 2009 me ha empezado a doler la cabeza. Pero a pesar del mareo provocado por tan indigesta programación, aun tengo la lucidez suficiente para llegar a las siguientes conclusiones:
1.- Desbandada general.- Hasta este año los Choperita habían sido capaces de contratar a todos los toreros interesantes para San Isidro. Este año no lo han hecho así. Las ausencias de José Tomás y Ponce nos indican que se ha montado la feria pensando en el ahorro. ¿Es que los Choperita quieren abandonar Madrid? De lo contrario, no tiene explicación este esperpento de feria.
2.- El abono obligatorio.- El nivel de la mayoría de los carteles es tan bajo que, fuera de feria, solamente congregarían a dos mil personas más o menos. Por supuesto, en ninguna feria de provincias pueden montarse carteles tan malos porque nadie iría a verlos. Pero en Madrid, la gente, con tal de no perder su localidad aguanta lo que le echen. Esta es la explicación del esperpento: el chantaje del abono obligatorio. Se produce la paradoja de que la plaza, en apariencia más dura, a la hora de la verdad aguanta lo que no está en los escritos. El negocio es espectacular: carteles baratísimos del tres al cuarto a plaza llena. Pero, mucho cuidado, en el momento en que la gente y las empresas de otros ámbitos empiecen a dejar de sacar sus abonos, y con la crisis a más, veremos en qué queda San Isidro y la plaza de Madrid.
3.- De mal en peor.- Pero echar la culpa de todo a la empresa adjudicataria, sería injusto. Ahí está la Comunidad de Madrid, propietaria del inmueble y que constantemente calla y otorga. Cuando en 1990 llegaron los Lozano a Madrid, se inauguró la era de las ferias inacabables con carteles malísimos. Así llevamos casi veinte años. Los Choperita han heredado esta inercia y se han beneficiado de ella, pero no son los padres del invento. Con el esperpento de 2009 se han bajado un par de escalones en esta marcha hacia la muerte de la plaza de Madrid.
4.- Los ausentes.- Al parecer Ponce, José Tomás y Cayetano faltarán a San Isidro por cuestiones de dinero. Estoy harto de este argumento, me traen al fresco las cuentas de unos y otros. Yo, como aficionado, exijo su presencia, y a la empresa le recuerdo una cosa: Si pagan alrededor de sesenta millones de euros a la Comunidad de Madrid, es porque Taurodelta lo ofreció en su plica. El pliego exigía la mitad. Fueron los Choperita los que duplicaron la oferta. Si ahora no tienen dinero para pagar a las figuras, es su problema, no el de los aficionados. Además, se lo van a llevar muerto con tantísimos carteles de baratillo. Mientras tanto, el bueno de Julio Aparicio se ha quedado en ayunas por los pleitos y malquerencias que se traen la empresa y su apoderado. Cosa que a los aficionados nos trae al pairo. También han dejado fuera al rejoneador Ventura, tras sus incontestables éxitos del año pasado. Y para postre dejan fuera a César Jiménez que, es posible que no esté en su mejor momento, pero ha salido dos veces por la Puerta Grande de Madrid, mientras que la mayoría de los toreros que van a torear en la feria no han salido ni de la boca del burladero.
5.- Los presentes.- Dicen las malas lenguas que, por aquello de la crisis, ha habido una rebaja general de dineros y que hay muchos toreros que vienen por quince mil euros. Dicen también que el único que no ha rebajado el caché es Miguel Ángel Perera. Pero quién sabe. Ausente de Sevilla, Perera sabía que tenía que estar obligadamente en San Isidro. Vaya usted a saber las cuentas que le habrán hecho. Que Morante, Perera, El Cid o Castella toreen tres tardes, está muy bien. También vienen a tres Bolívar y Talavante, pues vale. Pero es incomprensible la triple presencia de Ferrera y Abellán. A Diego Urdiales, después de dejarse ir el mejor toro de la temporada pasada, le premian también con tres tardes. No digo que no vengan, pero tres tardes son excesivas a todas luces. ¡Menos mal que el Juli y Manzanares sí vienen! Aunque a solo dos tardes. También el jovencísimo Daniel Luque que por sus condiciones puede llevarse la feria de calle.
Hay muchos toreros que, dicho sea con todos los respetos, son de domingo y no para la feria: el Capea, Antonio Barrera, Fandiño, Serranito..., y muchos más. ¿Qué pintan en San Isidro?
Uno de los grandes problemas del toreo actual es que por detrás de las figuras no hay nadie. La segunda fila es pésima. Tampoco (a excepción de El Fundi) hay buenos especialistas de corridas duras. El resultado es que las figuras son irreemplazables Y por ello los carteles secundarios de la primera semana y los de las duras son infumables.
Dicho todo esto, el esperpento 2009 ni se justifica ni se sostiene con los cuatro o cinco carteles buenos que hay. Estoy deseando ver como justifican el esperpento los optimistas oficiales, interesados en que todo vaya bien. Esta vez no les va a servir el manido argumento de la feria de las oportunidades y el rollo del mundial del toreo donde tienen que torear todos. Ya estamos hartos.
6.- Las ganaderías.- Viene lo de siempre más la agradable novedad de Cebada Gago. Echo de menos a Pablo Romero, Conde de la Corte y Miura. Alguien dirá que no están en buen momento, pero tampoco lo están Martelilla, Salvador Domecq o Garcigrande, y la empresa las coloca todos los años a pesar de sus fracasos repetidos. Las novedades de Gerardo Ortega o José Luis Pereda tampoco auguran nada bueno. Todavía hay clases... ¡Menos mal que con el pretexto del ahorro no nos han dejado sin victorinos!
7.- Cambio de rumbo.- Esto no puede seguir así. Y ahora no estoy pidiendo que se rescinda el contrato a la empresa adjudicataria, que por supuesto hay que jubilarla. Hablo de seguir el ejemplo de Pamplona o Bilbao. La plaza de Madrid debe regirla un organismo sin ánimo de lucro y ajeno a los políticos. Un organismo compuesto por buenos aficionados que trabajen con sapiencia y sin precipitaciones, buscando los mejores toros y los mejores toreros. Única fórmula conocida para la lucidez de la fiesta y la satisfacción del público. Lo demás, monsergas.
En resumen: ¿San Isidro? La peor feria del mundo y a los hechos me remito. Llevamos años en que los peores carteles y las tardes más insoportables siempre tienen lugar por San Isidro.
1.- Desbandada general.- Hasta este año los Choperita habían sido capaces de contratar a todos los toreros interesantes para San Isidro. Este año no lo han hecho así. Las ausencias de José Tomás y Ponce nos indican que se ha montado la feria pensando en el ahorro. ¿Es que los Choperita quieren abandonar Madrid? De lo contrario, no tiene explicación este esperpento de feria.
2.- El abono obligatorio.- El nivel de la mayoría de los carteles es tan bajo que, fuera de feria, solamente congregarían a dos mil personas más o menos. Por supuesto, en ninguna feria de provincias pueden montarse carteles tan malos porque nadie iría a verlos. Pero en Madrid, la gente, con tal de no perder su localidad aguanta lo que le echen. Esta es la explicación del esperpento: el chantaje del abono obligatorio. Se produce la paradoja de que la plaza, en apariencia más dura, a la hora de la verdad aguanta lo que no está en los escritos. El negocio es espectacular: carteles baratísimos del tres al cuarto a plaza llena. Pero, mucho cuidado, en el momento en que la gente y las empresas de otros ámbitos empiecen a dejar de sacar sus abonos, y con la crisis a más, veremos en qué queda San Isidro y la plaza de Madrid.
3.- De mal en peor.- Pero echar la culpa de todo a la empresa adjudicataria, sería injusto. Ahí está la Comunidad de Madrid, propietaria del inmueble y que constantemente calla y otorga. Cuando en 1990 llegaron los Lozano a Madrid, se inauguró la era de las ferias inacabables con carteles malísimos. Así llevamos casi veinte años. Los Choperita han heredado esta inercia y se han beneficiado de ella, pero no son los padres del invento. Con el esperpento de 2009 se han bajado un par de escalones en esta marcha hacia la muerte de la plaza de Madrid.
4.- Los ausentes.- Al parecer Ponce, José Tomás y Cayetano faltarán a San Isidro por cuestiones de dinero. Estoy harto de este argumento, me traen al fresco las cuentas de unos y otros. Yo, como aficionado, exijo su presencia, y a la empresa le recuerdo una cosa: Si pagan alrededor de sesenta millones de euros a la Comunidad de Madrid, es porque Taurodelta lo ofreció en su plica. El pliego exigía la mitad. Fueron los Choperita los que duplicaron la oferta. Si ahora no tienen dinero para pagar a las figuras, es su problema, no el de los aficionados. Además, se lo van a llevar muerto con tantísimos carteles de baratillo. Mientras tanto, el bueno de Julio Aparicio se ha quedado en ayunas por los pleitos y malquerencias que se traen la empresa y su apoderado. Cosa que a los aficionados nos trae al pairo. También han dejado fuera al rejoneador Ventura, tras sus incontestables éxitos del año pasado. Y para postre dejan fuera a César Jiménez que, es posible que no esté en su mejor momento, pero ha salido dos veces por la Puerta Grande de Madrid, mientras que la mayoría de los toreros que van a torear en la feria no han salido ni de la boca del burladero.
5.- Los presentes.- Dicen las malas lenguas que, por aquello de la crisis, ha habido una rebaja general de dineros y que hay muchos toreros que vienen por quince mil euros. Dicen también que el único que no ha rebajado el caché es Miguel Ángel Perera. Pero quién sabe. Ausente de Sevilla, Perera sabía que tenía que estar obligadamente en San Isidro. Vaya usted a saber las cuentas que le habrán hecho. Que Morante, Perera, El Cid o Castella toreen tres tardes, está muy bien. También vienen a tres Bolívar y Talavante, pues vale. Pero es incomprensible la triple presencia de Ferrera y Abellán. A Diego Urdiales, después de dejarse ir el mejor toro de la temporada pasada, le premian también con tres tardes. No digo que no vengan, pero tres tardes son excesivas a todas luces. ¡Menos mal que el Juli y Manzanares sí vienen! Aunque a solo dos tardes. También el jovencísimo Daniel Luque que por sus condiciones puede llevarse la feria de calle.
Hay muchos toreros que, dicho sea con todos los respetos, son de domingo y no para la feria: el Capea, Antonio Barrera, Fandiño, Serranito..., y muchos más. ¿Qué pintan en San Isidro?
Uno de los grandes problemas del toreo actual es que por detrás de las figuras no hay nadie. La segunda fila es pésima. Tampoco (a excepción de El Fundi) hay buenos especialistas de corridas duras. El resultado es que las figuras son irreemplazables Y por ello los carteles secundarios de la primera semana y los de las duras son infumables.
Dicho todo esto, el esperpento 2009 ni se justifica ni se sostiene con los cuatro o cinco carteles buenos que hay. Estoy deseando ver como justifican el esperpento los optimistas oficiales, interesados en que todo vaya bien. Esta vez no les va a servir el manido argumento de la feria de las oportunidades y el rollo del mundial del toreo donde tienen que torear todos. Ya estamos hartos.
6.- Las ganaderías.- Viene lo de siempre más la agradable novedad de Cebada Gago. Echo de menos a Pablo Romero, Conde de la Corte y Miura. Alguien dirá que no están en buen momento, pero tampoco lo están Martelilla, Salvador Domecq o Garcigrande, y la empresa las coloca todos los años a pesar de sus fracasos repetidos. Las novedades de Gerardo Ortega o José Luis Pereda tampoco auguran nada bueno. Todavía hay clases... ¡Menos mal que con el pretexto del ahorro no nos han dejado sin victorinos!
7.- Cambio de rumbo.- Esto no puede seguir así. Y ahora no estoy pidiendo que se rescinda el contrato a la empresa adjudicataria, que por supuesto hay que jubilarla. Hablo de seguir el ejemplo de Pamplona o Bilbao. La plaza de Madrid debe regirla un organismo sin ánimo de lucro y ajeno a los políticos. Un organismo compuesto por buenos aficionados que trabajen con sapiencia y sin precipitaciones, buscando los mejores toros y los mejores toreros. Única fórmula conocida para la lucidez de la fiesta y la satisfacción del público. Lo demás, monsergas.
En resumen: ¿San Isidro? La peor feria del mundo y a los hechos me remito. Llevamos años en que los peores carteles y las tardes más insoportables siempre tienen lugar por San Isidro.
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